Una entrevista
Sigo con el recuerdo de las palabras de Joaquín Jordá. Y dibujo en este caso un itinerario lento que se inicia en sus respuestas, pasa por la televisión nocturna, deambula por las páginas de este cuaderno equilibrado y termina en una biblioteca de verano frente a un libro de Enrique Vila-Matas titulado Aunque no entendamos nada.
Quizá se pueda hablar de la apertura de una tendencia, a pesar de que siempre ha estado ahí, y que se va a ir consolidando y definiéndose por un equilibrio entre lo documental y lo ficticio. La narratividad ha entrado en crisis; el relato televisivo ha banalizado por completo la narración cinematográfica repitiendo hasta la saciedad sus fórmulas, por lo que los esquemas tradicionales del cine clásico, que han sido validísimos durante mucho tiempo, han perdido todo su atractivo. El cine americano de los años cuarenta, cincuenta y sesenta es una obra maestra de la narrativa cinematográfica e incluso literaria, pero por influencia de la televisión ha llegado a un grado de extenuación y de rutina tal, que hoy está ya todo dicho. El espectador que ve horas y horas de televisión sabe ya lo que va a pasar, pues todo sigue unos cauces establecidos y aprendidos. Y una de las maneras de romper esta sensación de aburrimiento que provoca la ficción es introducir elementos procedentes del documental, donde lo imprevisto aún existe.
Poco a poco voy preparando las maletas para volver a casa y esto supone repasar archivos, cajas, cajones, armarios, dobles fondos y mirar incluso debajo de la cama. Y justo bajo un adoquín he encontrado un texto elaborado hace dos años: una vez entrevisté a Joaquín Jordá en su casa del Raval.
"Hablar de la figura del guionista en una película documental es una ficción absoluta. Lo que existe es la figura del documentalista, del informador, del recopilador de materiales. Que hay que llamarle guionista por ponerle un nombre, pues vale. Pero en realidad esa figura es la de un investigador, que generalmente es el propio realizador y su equipo de trabajo.
En mi caso, suelo partir de un tema sobre el que quiero profundizar. Después hay un trabajo amplio de documentación; no se trata de escribir un guión escena por escena, sino de saber todo lo posible sobre los personajes, los espacios donde se va a filmar y el tema de investigación. Todos estos datos marcan una cronología de trabajo, que va a servir sobre todo para que el equipo de producción organice el rodaje. Pero el proceso es muy abierto, e incluso debe forzarse esa apertura e incorporar a la filmación cualquier cosa imprevista que ocurra y que en un principio ni siquiera había pensado que pudiera formar parte del documental. Se trata de ir descubriendo la película a medida que se va filmando".
-¿Por qué dices que el futuro del cine está en las personas que aman la literatura por encima de todo? No me parece que tenga que ser sólo así.
-Creo que las grandes historias están en los clásicos de la literatura universal.
-Vale, me parece bien y puedo estar de acuerdo, pero estamos hablando de cine, no de literatura. Es como si dijeses que el futuro de la pintura, de la música o de la arquitectura está sólo en manos de las personas que aman la literatura por encima de todo. Yo creo que el futuro del cine está en manos de aquellos que aman el cine. Ni por encima ni por debajo de nada; hay que confiar simplemente en aquellos que aman el cine. Y sabes perfectamente que lo importante en todo esto no es tanto el cine sino una actitud
-Es cierto. Pero es que disfruto tanto leyendo a los clásicos. Y también observando las obras de los grandes maestros de la pintura.
-Yo también disfruto con esas cosas. Y con una buena cena y con un viaje en tren y con una buena compañía en una noche de verano y con un baile de pueblo y con una carta esperando en el buzón de mi casa y con una película antigua y con la reproducción de un cuadro que estudié en la escuela y con una botella de vino francesa y con vivir cerca y lejos al mismo tiempo y con un concierto de cello y con un curso de idiomas y con un desayuno con tostadas y aceite y con un torneo de ping pong y con un libro de fotografías polaroids que un director de cine ruso hizo en Italia cuando ya estaba enfermo
- ¿Qué podría decir de la crítica cinematográfica de la prensa española?
- La periodista que con más emoción escribe sobre cine es Begoña del Teso, que publica en el Diario Vasco de San Sebastián. Como usted sabe, vivo desde hace algunos años lejos de España y el festival de San Sebastián, por ejemplo, lo sigo siempre a través de las crónicas que Begoña del Teso publica en internet.
Recuerdo además con cariño que una vez, mientras asistía a un ciclo que se hizo en San Sebastián sobre Iván Zulueta, Begoña contó el secreto de las voces del cine Principal... Desveló el secreto de las voces misteriosas que de vez en cuando sonaban en aquel lugar revelando que provenían de unas interferencias con la radio de una pastelería que hay frente al teatro. Y desde entonces, y gracias a esta historia, imagino el subsuelo de la ciudad vieja de San Sebastián como un lugar fantástico, lleno de galerías, subterráneos, catacumbas y pasajes secretos que conectan los cines con las pastelerías de la ciudad.
Por desgracia, nunca he podido hablar con ella de cine, aunque durante algunos años nos cruzamos en las calles frías del festival de cine de Berlín. Pero nunca nadie nos presentó ni nos dijimos nada.