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Finales
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Final (2)
Página 116 del libro de Roman Gubern:
"En octubre de 1916 marchó a Estados Unidos contratado por la productora Essanay, cobrando 5000 dólares semanales por doce películas en un año. Pero la comicidad de Max Linder comenzaba a ser eclipsada por las brillantes creaciones de la escuela norteamericana, animada por Mack Sennet. Su hipocondría, por otra parte, se fue agudizando, complicada por el uso de drogas y desavenencias conyugales. Su vida termina el 30 de octubre de 1925, cuando se suicidó, en compañía de su mujer, cortándose las venas de la muñeca".
"En octubre de 1916 marchó a Estados Unidos contratado por la productora Essanay, cobrando 5000 dólares semanales por doce películas en un año. Pero la comicidad de Max Linder comenzaba a ser eclipsada por las brillantes creaciones de la escuela norteamericana, animada por Mack Sennet. Su hipocondría, por otra parte, se fue agudizando, complicada por el uso de drogas y desavenencias conyugales. Su vida termina el 30 de octubre de 1925, cuando se suicidó, en compañía de su mujer, cortándose las venas de la muñeca".
Final (1)
Leo en la página 41 del libro de historia del cine de Roman Gubern:
"No se supo más de él hasta que, a fines de 1928, un periodista, el director del semanario Ciné-Journal, identificó a Méliès, convertido en un anciano de barba puntiaguda, vendiendo juguetes y golosinas en la Gare de Montparnasse. La noticia saltó a los periódicos y, naturalmente, se organizaron homenajes y se le otorgaron condecoraciones, intentando reparar el olvido en que había caído, durante catorce años, el fundador de espectáculo de sombras animadas. Pero ni los aplausos, ni los discursos, ni los homenajes, ni las condecoraciones resolvieron los problemas del anciano Méliès, que siguió abriendo puntualmente cada mañana su puestecito de la estación de Montparnasse para ganarse el sustento trabajando quince horas diarias. El fantasma de la enfermedad le andaba rondando y, afectado por un cáncer de estómago, falleció el 21 de enero de 1938, en el hospital Léopold-Bellan de París".
"No se supo más de él hasta que, a fines de 1928, un periodista, el director del semanario Ciné-Journal, identificó a Méliès, convertido en un anciano de barba puntiaguda, vendiendo juguetes y golosinas en la Gare de Montparnasse. La noticia saltó a los periódicos y, naturalmente, se organizaron homenajes y se le otorgaron condecoraciones, intentando reparar el olvido en que había caído, durante catorce años, el fundador de espectáculo de sombras animadas. Pero ni los aplausos, ni los discursos, ni los homenajes, ni las condecoraciones resolvieron los problemas del anciano Méliès, que siguió abriendo puntualmente cada mañana su puestecito de la estación de Montparnasse para ganarse el sustento trabajando quince horas diarias. El fantasma de la enfermedad le andaba rondando y, afectado por un cáncer de estómago, falleció el 21 de enero de 1938, en el hospital Léopold-Bellan de París".