Final (1)
Leo en la página 41 del libro de historia del cine de Roman Gubern:
"No se supo más de él hasta que, a fines de 1928, un periodista, el director del semanario Ciné-Journal, identificó a Méliès, convertido en un anciano de barba puntiaguda, vendiendo juguetes y golosinas en la Gare de Montparnasse. La noticia saltó a los periódicos y, naturalmente, se organizaron homenajes y se le otorgaron condecoraciones, intentando reparar el olvido en que había caído, durante catorce años, el fundador de espectáculo de sombras animadas. Pero ni los aplausos, ni los discursos, ni los homenajes, ni las condecoraciones resolvieron los problemas del anciano Méliès, que siguió abriendo puntualmente cada mañana su puestecito de la estación de Montparnasse para ganarse el sustento trabajando quince horas diarias. El fantasma de la enfermedad le andaba rondando y, afectado por un cáncer de estómago, falleció el 21 de enero de 1938, en el hospital Léopold-Bellan de París".
"No se supo más de él hasta que, a fines de 1928, un periodista, el director del semanario Ciné-Journal, identificó a Méliès, convertido en un anciano de barba puntiaguda, vendiendo juguetes y golosinas en la Gare de Montparnasse. La noticia saltó a los periódicos y, naturalmente, se organizaron homenajes y se le otorgaron condecoraciones, intentando reparar el olvido en que había caído, durante catorce años, el fundador de espectáculo de sombras animadas. Pero ni los aplausos, ni los discursos, ni los homenajes, ni las condecoraciones resolvieron los problemas del anciano Méliès, que siguió abriendo puntualmente cada mañana su puestecito de la estación de Montparnasse para ganarse el sustento trabajando quince horas diarias. El fantasma de la enfermedad le andaba rondando y, afectado por un cáncer de estómago, falleció el 21 de enero de 1938, en el hospital Léopold-Bellan de París".
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