¿Qué es? Es esto
1.
Ce film est dédié à la mémoire dAndré Bazin.
Leí hace algunos años un libro firmado por Bazin que se titulaba ¿Qué es el cine? Recupero una de las notas que tomé entonces y la vuelvo a escribir para este cuaderno. Página 29:
De ahí el encanto de las fotografía de los álbumes familiares. Esas sombras grises o de color sepia, fantasmagóricas, casi ilegibles, no son ya los tradicionales retratos de familia, sino la presencia turbadora de vidas detenidas en su duración, liberadas de su destino, no por el prestigio del arte, sino en virtud de una mecánica impasible; porque la fotografía no crea como el arte- la eternidad, sino que embalsama el tiempo; se limita a sustraerlo a su propia corrupción.
En esta perspectiva, el cine se nos muestra como la realización en el tiempo de la objetividad fotográfica".
2.
Les quatre cent coups, François Truffaut, 1959.
Vuelvo a ver esta película y de inmediato anoto su hermandad con el proyecto cinematográfico de Tsai Ming-liang. Si el rostro de la Francia de los años sesenta es el de Jean-Pierre Léaud, el desasosiego del Taiwán de nuestros días se encuentra en la mirada del actor Lee Kang-sheng.
Taipei y París nunca estuvieron tan cerca.
3.
¿Siguen haciendo dictados en los colegios?
Dictado: Le lievre.
Los matorrales arden de flores rojizas
cuando ya las negras puntas de mis largas orejas
asomaban por encima de las espigas aún verdes
a las que yo mordisqueaba.
(...)
Margarita apareció a mi lado.
Cierto es que me amaba de verdad la gentil señorita.
Cuánta bondad para mí. Qué gracia y ternura.
Cómo me acariciaba en su regazo.
Y cómo me besaba.
4.
Creo que yo tampoco sería capaz de distinguir un alejandrino de un endecasílabo. Por lo tanto, volveré a conjugar para mañana, en todos los tiempos del indicativo, del condicional y del subjuntivo, la siguiente frase:
Ofendo a los muros de la clase cuando agravio la prosodia francesa.
¡Qué difícil, Antoine, qué difícil!
5.
Un, dos, tres, cuatro, cinco, seis, siete Y así, hasta los cuatrocientos golpes.
6.
Sobre las cartas en el cine. Algún día iniciaré un cuaderno dedicado exclusivamente a la presencia de las cartas en las películas. Es lo primero que hago antes de salir de casa: mirar en el buzón del apartamento 207 de mi casa de Montevideo. A veces no hay nada. A veces hay una carta llegada desde muy lejos. Y cuando encuentro esas cartas...
Queridos padres. Comprendo hasta dónde llega la gravedad de mi orgullo. De modo que la vida juntos ya no es posible. Voy a probar suerte en la capital, o donde sea. Quiero demostrar que puedo hacerme un hombre. Entonces, volveré, y os lo podré explicar todo. Os recuerda y os abraza, Antoine.
7.
¿Qué es? Es esto. Tiene que ser esto. Los ojos brillando en la oscuridad.
8.
Y un recuerdo para la pequeña Ana Torrent en el momento en el que miraba por primera vez la película Frankenstein en El espíritu de la colmena (1973) de Víctor Erice.
9.
Entonces, volveré. Lo prometo.
Ce film est dédié à la mémoire dAndré Bazin.
Leí hace algunos años un libro firmado por Bazin que se titulaba ¿Qué es el cine? Recupero una de las notas que tomé entonces y la vuelvo a escribir para este cuaderno. Página 29:
De ahí el encanto de las fotografía de los álbumes familiares. Esas sombras grises o de color sepia, fantasmagóricas, casi ilegibles, no son ya los tradicionales retratos de familia, sino la presencia turbadora de vidas detenidas en su duración, liberadas de su destino, no por el prestigio del arte, sino en virtud de una mecánica impasible; porque la fotografía no crea como el arte- la eternidad, sino que embalsama el tiempo; se limita a sustraerlo a su propia corrupción.
En esta perspectiva, el cine se nos muestra como la realización en el tiempo de la objetividad fotográfica".
2.
Les quatre cent coups, François Truffaut, 1959.
Vuelvo a ver esta película y de inmediato anoto su hermandad con el proyecto cinematográfico de Tsai Ming-liang. Si el rostro de la Francia de los años sesenta es el de Jean-Pierre Léaud, el desasosiego del Taiwán de nuestros días se encuentra en la mirada del actor Lee Kang-sheng.
Taipei y París nunca estuvieron tan cerca.
3.
¿Siguen haciendo dictados en los colegios?
Dictado: Le lievre.
Los matorrales arden de flores rojizas
cuando ya las negras puntas de mis largas orejas
asomaban por encima de las espigas aún verdes
a las que yo mordisqueaba.
(...)
Margarita apareció a mi lado.
Cierto es que me amaba de verdad la gentil señorita.
Cuánta bondad para mí. Qué gracia y ternura.
Cómo me acariciaba en su regazo.
Y cómo me besaba.
4.
Creo que yo tampoco sería capaz de distinguir un alejandrino de un endecasílabo. Por lo tanto, volveré a conjugar para mañana, en todos los tiempos del indicativo, del condicional y del subjuntivo, la siguiente frase:
Ofendo a los muros de la clase cuando agravio la prosodia francesa.
¡Qué difícil, Antoine, qué difícil!
5.
Un, dos, tres, cuatro, cinco, seis, siete Y así, hasta los cuatrocientos golpes.
6.
Sobre las cartas en el cine. Algún día iniciaré un cuaderno dedicado exclusivamente a la presencia de las cartas en las películas. Es lo primero que hago antes de salir de casa: mirar en el buzón del apartamento 207 de mi casa de Montevideo. A veces no hay nada. A veces hay una carta llegada desde muy lejos. Y cuando encuentro esas cartas...
Queridos padres. Comprendo hasta dónde llega la gravedad de mi orgullo. De modo que la vida juntos ya no es posible. Voy a probar suerte en la capital, o donde sea. Quiero demostrar que puedo hacerme un hombre. Entonces, volveré, y os lo podré explicar todo. Os recuerda y os abraza, Antoine.
7.
¿Qué es? Es esto. Tiene que ser esto. Los ojos brillando en la oscuridad.
8.
Y un recuerdo para la pequeña Ana Torrent en el momento en el que miraba por primera vez la película Frankenstein en El espíritu de la colmena (1973) de Víctor Erice.
9.
Entonces, volveré. Lo prometo.
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