Tia Mak
Las tierras misteriosas de Barren, desoladas, llenas de guijarros, barridas por el viento. Espacios ilimitados que coronan el mundo.
Con esta leyenda, y tras unas imágenes que mostraban la inmensidad de un mar de nieve y hielo, comenzaba Nanook of the North, la película que Roberth Flaherty rodó en 1922.
¿Qué fue de Nanook y de los suyos? ¿Alguien lo sabe?
Imagino que alguien en la región de Barren, en Ungava del norte (Canadá), debe acordarse de aquella película en la que Nanook el oso, jefe de los itivimuits, mostraba los secretos de los esquimales a la cámara de Flaherty. Imagino que en algún lugar, ilimitado y barrido por el viento, debe haber alguien que piense que todo aquello no fue más que un espejismo.
La película termina con una imagen que muestra a Nanook durmiendo. Quizá soñando con una película en la que alguien muy parecido a él sonríe a cámara después de cazar un oso. Es un final tan misterioso e ilimitado como todo el mar de hielo de Ungava. Después la pantalla funde a negro y unas letras despiden la película en el idioma de los itivimuits.
Con esta leyenda, y tras unas imágenes que mostraban la inmensidad de un mar de nieve y hielo, comenzaba Nanook of the North, la película que Roberth Flaherty rodó en 1922.
¿Qué fue de Nanook y de los suyos? ¿Alguien lo sabe?
Imagino que alguien en la región de Barren, en Ungava del norte (Canadá), debe acordarse de aquella película en la que Nanook el oso, jefe de los itivimuits, mostraba los secretos de los esquimales a la cámara de Flaherty. Imagino que en algún lugar, ilimitado y barrido por el viento, debe haber alguien que piense que todo aquello no fue más que un espejismo.
La película termina con una imagen que muestra a Nanook durmiendo. Quizá soñando con una película en la que alguien muy parecido a él sonríe a cámara después de cazar un oso. Es un final tan misterioso e ilimitado como todo el mar de hielo de Ungava. Después la pantalla funde a negro y unas letras despiden la película en el idioma de los itivimuits.
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