Cine horizontal al óleo
Federico G. Granell es mi pintor cinematográfico favorito.
Cuando miro sus cuadros me acuerdo un poco de Lynch, un poco de Hooper, un poco de Win Wenders, un poco de Antonio López. Pero sobre todo, me acuerdo de un viaje que hice una vez a Asturias.
Expone a partir de este jueves en Madrid, en la galería Fruela de la calle Alfonso XII, entre Valenzuela y Montalbán.
Algún día debería colgar sus cuadros en el interior de un cine antiguo. Y todos nos quedaríamos a dormir bajo el telón, entre las butacas rojas, a la luz de las lámparas de araña. Beberíamos vino y hablaríamos de todas las cosas que se pueden guardar en el interior de un caja. Al día siguiente, una acomodadora vestida con un traje azul nos despertaría iluminándonos con su linterna de mano. Y hablando con un acento extraño, nos diría algo así como: "Es muy tarde. La función doble está a punto de comenzar. Deben abandonar el cine. Vuelvan cuando quieran". Le diríamos adiós y prometeríamos volver muy pronto, a pesar de las distancias, a pesar de todo el mar de por medio. Y sentiríamos un poco de pena al despedirnos para siempre de esta acomodadora misteriosa.
Cuando miro sus cuadros me acuerdo un poco de Lynch, un poco de Hooper, un poco de Win Wenders, un poco de Antonio López. Pero sobre todo, me acuerdo de un viaje que hice una vez a Asturias.
Expone a partir de este jueves en Madrid, en la galería Fruela de la calle Alfonso XII, entre Valenzuela y Montalbán.
Algún día debería colgar sus cuadros en el interior de un cine antiguo. Y todos nos quedaríamos a dormir bajo el telón, entre las butacas rojas, a la luz de las lámparas de araña. Beberíamos vino y hablaríamos de todas las cosas que se pueden guardar en el interior de un caja. Al día siguiente, una acomodadora vestida con un traje azul nos despertaría iluminándonos con su linterna de mano. Y hablando con un acento extraño, nos diría algo así como: "Es muy tarde. La función doble está a punto de comenzar. Deben abandonar el cine. Vuelvan cuando quieran". Le diríamos adiós y prometeríamos volver muy pronto, a pesar de las distancias, a pesar de todo el mar de por medio. Y sentiríamos un poco de pena al despedirnos para siempre de esta acomodadora misteriosa.
2 comentarios
Federico -
caja -
http://www.artefruela.com/