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UNA CAJA CON COSAS DENTRO

Tormenta

Llovió mucho ayer por la noche. Incluso hubo truenos, relámpagos y palabras enfrentadas. ¿Por qué la película Kandahar de Mohsen Majmalbaf hizo que el ciclo de cine iraní perdiera su tono reflexivo y llegara a un discurso ruidoso y vacío? ¿Por qué nadie dijo nada cuando pasamos ¿Dónde está la casa de mi amigo?, A través de los olivos, Y la vida continúa o El globo blanco?
El final de El globo blanco me parece una crítica sutil, cinematográfica y total a una sociedad –la iraní- que deja a un lado los problemas de los refugiados afganos. ¡Y nadie dijo nada entonces! ¿Pensaron acaso que era una película sobre una niña y un pececito? ¿Y las películas de Kiarostami? ¿Acaso creen los que gritaban tanto ayer que la vida de los niños de aquellas películas era justa y feliz?
Pero claro, ayer todo era mucho más sencillo y se llenaron las bocas con Afganistán, con la guerra, con los americanos, con la situación de la mujer, con los burkas y con las minas antipersonales. Por supuesto que la situación en Afganistán es crítica. Pero ayer queríamos hablar de cine, de cómo el cine afronta cinematográficamente los temas conflictivos de la realidad. Sigo pensando que esta obra es un panfleto de cara a la galería occidental. Sigo pensando que es una mala película.
Más truenos: ¿Por qué a un “artista” no se le puede exigir nada? ¿Es que acaso el público tiene que aceptar cualquier cosa que se le ocurra a un “artista”? Yo no creo en el público pasivo y arrodillado ante la obra. Yo creo en un público que da su opinión de forma ordenada y argumentada. Y que entiende el contexto en el que se desarrolla este ciclo de cine.
¡Qué fácil el juego que propones, Majmalbaf!
¿Por qué dejaste de hacer películas un día y pasaste el testigo a tu hija Samira? Quiero pensar que te diste cuenta de que hiciste una película totalmente demagógica.
Hoy no llueve. La ciudad está tranquila. La vida continúa.

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